miércoles, 2 de abril de 2014

Del TIC-TAC al tit!

Esto que estás oyendo 

ya no soy yo, 
es el eco, del eco, del eco 
de un sentimiento; 
su luz fugaz 
alumbrando desde otro tiempo, 
una hoja lejana que lleva y que trae el viento. 

Yo, sin embargo, 
siento que estás aquí, 
desafiando las leyes del tiempo 
y de la distancia. 
Sutil, quizás, 
tan real como una fragancia: 
un brevísimo lapso de estado de gracia. 

Eco, eco 
ocupando de a poco el espacio 
de mi abrazo hueco….. 





Desde el invento del reloj, que permitió encasillar a la humanidad en el ritmo de las fábricas y demás instituciones de encierro en las que la producción está garantizada por medio de dispositivos de vigilancia y control, hasta las nuevas formas de control a cielo abierto, de manera continua y confortable, mediante códigos de barra y empresas virtuales, el texto de Sibilia nos acompaña a transitar el paso desde el capitalismo industrial hasta el capitalismo digital, facilitando la comprensión de nuestro tiempo y contextualizando los conflictos que vivimos a diario en los marcos filosóficos que plantearon Foucault y Benjamin.
Éstas características del mundo y del sistema capitalista producen cuerpos y subjetividades funcionales: antes fueron cuerpos fuertes y dóciles, hoy somos consumidores y vendedores de toda clase de espejitos de colores. Esta es la suerte que corre para un cuarto de la población, el resto -3 de cada 4 personas del planeta- quedan excluidas y van siendo eliminadas lentamente, ya que son demasiado pobres para ser deudoras.


Conocer la situación actual nos permite cuestionarnos acerca de los sentidos de la educación, reflexionar acerca de las características de las nuevas generaciones que conformarán nuestros grupos de estudiantes (potenciales deudores o excluidos?) y sobre todo preguntarnos por el sentido de nuestra tarea como educadores si, como dice Freire, educar es transformar el mundo a favor de los oprimidos, para JUNTOS liberarnos.


Esto que canto ahora, 

continuará 
derivando latente en el éter, 
eternamente…. 
inerte, así, 
a la espera de aquel oyente 
que despierte a su eco de siglos de bella durmiente.. 


Eco, eco 
ocupando de a poco el espacio 
de mi abrazo hueco….. 


Esto que estás oyendo 
ya no soy yo…

J.Drexler

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